miércoles, 19 de enero de 2022

Pattern & Decoration.



Las artes aplicadas se han considerado siempre como  un arte menor. De eso bien supieron pronto las mujeres de la Bauhaus, que vieron con decepción cómo la revolucionaria escuela creada por Gropius les abría las puertas para cerrárselas después en las narices, expulsarlas de los talleres de pintura, arquitectura y escultura y derivarlas al aprendizaje de la creación de tapices y a la cerámica.
En pleno siglo XX, en los revolucionarios años 70, aún seguía pensándose que este tipo de arte era irrelevante y menor, y se asociaba, además, a lo meramente decorativo, a las labores de costura… a la mujer, en definitiva
 En esa década el feminismo empezó a alzar la voz y aquella revolución de mujeres alcanzó también al arte. Joyce Kozloff fue una de aquellas artistas estadounidenses que se involucró en el movimiento feminista desde el comienzo.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


Desde siempre había luchado contra el ninguneo al que se sometía a las mujeres a la hora de programar exposiciones en museos y galerías de arte. Tanto es así que creó en 1971, junto a otras artistas, el Council of Women Artists de Los Ángeles; y años más tarde, en 1975, se unió al Ad Hoc Committee of Women Artists y fue miembro fundador del Colectivo Heresies, que editó Heresies, una publicación trimestral feminista sobre arte y política.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020 at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.

Fue en esa época, en los 70, cuando tomó conciencia de que las artes decorativas siempre se relacionaban como una práctica propia de mujeres o de otras culturas. Empezó a reunirse con artistas como Miriam Schapiro, Tony Robbin, Robert Zakanitch, Robert Kushner y Valerie Jaudon, entre otros muchos, con los que compartía el mismo punto de vista.

Y de esas reuniones nació Pattern & Decoration, movimiento que estuvo vigente hasta los años 80, cuyo primer manifiesto fue el artículo que escribió junto a Jaudon titulado Art Hysterical Notions of Progress and Culture, en el que recopilaron una serie de citas de grandes artistas de todas las disciplinas y analizaron su lenguaje.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


«Como feministas y artistas que exploramos lo decorativo en nuestras propias pinturas, teníamos curiosidad sobre el uso peyorativo de la palabra decorativo en el mundo del arte contemporáneo», explicaban. «Al releer los textos básicos del arte moderno, nos dimos cuenta de que el prejuicio contra lo decorativo tiene una larga historia y se basa en jerarquías: bellas artes sobre arte decorativo, arte occidental sobre arte no occidental, arte de hombres sobre arte de mujeres. Al centrarnos en estas jerarquías descubrimos un sistema de creencias inquietante basado en la superioridad moral del arte de la civilización occidental».Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


Al poner todo aquello en evidencia, las impulsoras del movimiento y todos cuantos las siguieron, mujeres mayoritariamente, pero también hombres, miraron fuera de las fronteras del arte occidental y estadounidense, en concreto. Y encontraron los patrones geométricos de los azulejos islámicos, los mosaicos mexicanos, los quilts indígenas, los bordados turcos, las alfombras iraníes… Así que optaron por transformarlos de meros elementos decorativos destinados a adornar telas, mantas y paredes a objeto de su expresión artística.

Kozloff, por ejemplo, creo la instalación An Interior Decorated compuesta por paneles textiles serigrafiados colgantes; columnas de azulejos pintadas a mano y esmaltadas; litografías sobre papel de seda chino; y un suelo de baldosas compuesto por miles de imágenes ejecutadas individualmente sobre estrellas y hexágonos entrelazados.



Obra de Joyce Kozloff

Así lo explica Kozloff en su web: «Mis colegas y yo explorábamos las artes aplicadas y decorativas, especialmente las culturas visuales del mundo no occidental, como fuente de inspiración. Queríamos romper las jerarquías de arte mayor y menor inherentes a Occidente. Como resultado de estas primeras discusiones y excursiones, mis pinturas con patrones eventualmente se desplazaron del lienzo, evolucionando a instalaciones compuestas de azulejos de cerámica pintados a mano y azulejos de cerámica esmaltada y colgantes de seda».

Dejaban de lado, así, el minimalismo y el conceptualismo imperantes en el arte de aquella época para llenar sus creaciones de colores y formas. «Más es más» se convirtió en su grito de guerra, como afirma Anna Katz, comisaria de la exposición With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985 sobre el movimiento P&D,  en el Museo de Arte Contemporáneo (MOCA) de Los Ángeles (EEUU). Buscaban difuminar y eliminar esa línea que separaba el arte y el diseño y se fijaron en los patrones como elemento diferenciador.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


Dentro del P&D, además de las pioneras, destacaron otras artistas como Miriam Schapiro, quien también estuvo muy involucrada con los movimientos feministas de los 70. Junto a Judy Chicago, estableció el Programa de Arte Feminista en el California Institute of the Arts de Los Ángeles. Y creó los femmages, los collages feministas, composiciones con forma de abanico y corazón hechas con telas y motivos florales en las que la artista canadiense incrustaba botones, anillos y otros elementos muy relacionados con el mundo femenino, a modo de reivindicación.

Schapiro fue también pionera en usar la informática en las artes visuales, creando piezas icónicas para el feminismo como su obra Big Ox, en la que superpuso una O sobre una X realizadas a través de figuras geométricas computarizadas que recreaban el órgano sexual femenino.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


El P&D tuvo su momento de gloria y después, en la década de los 80, se apagó. No fueron estos artistas los pioneros en reivindicar el patrón. A principios del siglo XX surgió en Viena el movimiento Secession, que igual que el P&D, también buscó romper con el orden artístico establecido. En su afán por experimentar, buscaban acabar con esa tradicional diferenciación entre bellas artes y diseño, entre el gran arte y el arte de segunda categoría.Installation view of With Pleasure: Pattern and Decoration in American Art 1972–1985, October 27, 2019–May 11, 2020
at MOCA Grand Avenue. Courtesy of The Museum of Contemporary Art. Photo by Jeff Mclane.


Se inclinaron por figuras planas y sencillas donde predominaba el modelo geométrico. Gustav Klimt, uno de los integrantes de esta escuela, ya dejaba ver ese gusto por la geometría en sus obras, pero fue Koloman Moser quien elevó a arte los patrones. Moser se basó en las líneas limpias y los motivos repetitivos del arte y la arquitectura clásica griega y romana como reacción a la decadencia barroca de su entorno vienés de principios de siglo XX.‘Stoffentwurf „Spiel der Wellen“ für Backhausen’, Koloman MoserMöbelvelourentwurf „Lindenbüten“ für Backhausen – für das Hotel Bristol in Bozen’, Koloman MoserDonauwellen’, Koloman Moser

En Reino Unido, por su parte, surgió a finales del siglo XIX el movimiento Arts & Crafts, cuyo máximo exponente fue William Morris, arquitecto, diseñador, maestro textil, editor… Un hombre polifacético que luchó por recuperar las artes y oficios medievales renegando de la cada vez más creciente producción en masa. No era de extrañar que, entre sus obras, los patrones decorativos fueran un elemento destacado.Diseño para papel pintado de William Morris

Desde entonces, el diseño de patrones ha evolucionado, más que en forma, en contenido. Así lo cree al menos Juan Díaz-Faes, diseñador gráfico que tiene los patterns como una de sus señas de identidad. «El método de repetición es una fórmula matemática, por lo que no puede evolucionar demasiado en cuanto a la manera de hacer. Pero sí que evolucionó obviamente en el para qué o el qué cuenta ese patrón».Honeysuckle printed fabric designed by William Morris. (Details from Linda Parry, William Morris and the Arts and Crafts Movement: A Sourcebook, 1989.)

Hoy los patrones son más narrativos, menos pensados para el mero uso estético y de decoración o diseño de telas. «Por supuesto, sigue siendo estético, pero ya empiezan a ser patrones que hablan de cosas mucho más específicas», aclara Díaz-Faes. «Hace años, hablaban de la naturaleza, animales, plantas… Después hubo una parte más estética o experimental de la imagen (en los 60/70) y ahora creo que son más narrativos que otra cosa (insisto; aunque sigue siendo un recurso estético). Lo que cambió también con el tiempo, es la digitalización del patrón, lo que nos permite, claro, acceder a muchas maneras diferentes de hacer patrones».

Los patterns, vistos desde nuestra actual perspectiva, han dejado atrás sus complejos y se han convertido en un recurso creativo muy destacado en el diseño gráfico actual. «El patrón no deja de ser otro recurso gráfico que tiene la suerte de ser ilimitado en tamaño, pero obviamente puede ser finito si se utiliza en un cuadro, en una revista o en ejemplos que no necesiten ser interminables», explica Juan Díaz-Faes. «Para mí, el patrón es una solución más a la hora de resolver un conflicto, al igual que una ilustración con fondo o sin él son recursos que te pueden funcionar mejor en un proyecto u otro».Autor: Juan Díaz-Faes

Los patterns de hoy no buscan ser reconocidos como movimiento artístico porque no lo necesitan para sentirse importantes. Sus galerías de arte son los tejidos en los que se estampan, los carteles de festivales musicales que ilustran, los envases que convierten un producto sencillo en objeto de deseo…. Por sí mismos son un elemento diferenciador que da valor al producto para el que han sido creados.

«Es cierto que no es un recurso tan conocido o utilizado normalmente, y al tener tanta información en su imagen, creo que puede ser interesante (por lo menos a mí me lo parece) para el espectador. También supongo que afectará el hecho de que ahora salen a la venta cada vez más productos, y todos ellos tienen que estar personalizados para diferenciarse de los demás», especifica el diseñador asturiano.Autor: Juan Díaz-Faes

Confluye también en la creación de patrones cierto temor al horror vacui«En mi caso seguro que sí. De hecho, cuando no utilizo el patrón a la hora de pintar/ilustrar algo, noto que me acerco todo lo que puedo a los márgenes del espacio. A mí, personalmente, me gusta mucho la saturación», afirma con rotundidad Díaz-Faes. «Pero también hay una cantidad de patrones minimalistas y con mucho aire, que funcionan a la perfección y son muy interesantes».

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Quizá si Gropius levantara la cabeza ahora y viera hasta dónde llegaron las artes decorativas a las que empujó a las mujeres de su escuela, se sorprendería del valor artístico que no supo ver en lo que él, como muchos otros, consideró un arte menor.


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